Salud y Desplazamiento (English)
Buscar en esta página / Search this page EL PROCESO DE REUBICACIÓN DE POBLACIÓN DESPLAZADA POR LA VIOLENCIA EN PREDIOS RURALES DEL MUNICIPIO DE MONTERÍA. ACNUR.
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Capitulo 1 LOS ESCENARIOS DE VIDA Y TRABAJO 1. Breve historia de la ciudad de Montería 1759. Puede considerarse el año en que comenzó a gestarse el proceso de fundación o construcción del poblado que hoy es Montería. Un grupo de indios que habitaba un sitio llamado Barro Colorado, arriba de la quebrada de Jaraguay, propusieron a las autoridades coloniales fundar un pueblo, el cual nunca fue autorizado ni establecido. Trece años más tarde este mismo grupo de indígenas volvió a proponer al gobernador de Cartagena la fundación de otra población diferente, localizada en el sitio de las “monterías que llaman de Buenavista”. Este lugar estaba ubicado al sur de San Antonio de Cereté, población fundada en 1721 por los jesuitas. 1772. El indio Sebastián Alequenete, cacique o capitán de Juanchí y Jaraguay, aguas arriba del río Sinú, más adelante de Cereté “ofrece al gobernador de Cartagena de Indias, don Juan de Torrezar Díaz Pimienta, fundar un pueblo con otros de sus parciales en el paraje de las monterías que llaman de Buenavista”. Por orden del gobernador Díaz Pimienta estudiaron cuidadosamente la solicitud del cacique Sebastián Alequenete, al mismo tiempo que descubrieron la anterior petición del cacique Ventura Molleda fechada en 1759, a la cual se incorporó una hoja que dice: “los indios de este cuadernito como parece, intentaban fundar en el sitio Barro Colorado, son desde luego los mismos que ahora comanda Sebastián Alequenete y aunque nunca tuvo efecto la población que propusieron no puede culpárseles pues según manifiestan no llegaron a librarse los despachos”. Finalmente, ante las solicitudes de los indígenas el gobernador de Cartagena Juan Torrezar Díaz Pimienta, comisionó al oficial Antonio de la Torre y Miranda para que se trasladara al lugar donde debería fundar el pueblo. El congregador Antonio de la Torre y Miranda con su grupo llegó al sitio donde estaba edificado el rancherío de “las monterías que llaman de Buenavista” al finalizar el mes de abril de 1777. Se percató de que los vecinos habían construido sus viviendas sobre pequeños montículos que sobresalían en un terreno anegadizo y malsano “sufriendo sus habitantes un torbellino de picadas y otras plagas tan perjudiciales como molestas; sin tener otra ocupación en todo el día que la de ahuyentar aquellos insectos”. En efecto, de la Torre dispuso el 1° de mayo de 1777 trasladar la capilla de las monterías a un lugar muy seco resguardado de posibles inundaciones y que por consiguiente ofreciera superiores condiciones para la salud de sus moradores. El congregador escribió: “En la banda izquierda fundé el sitio de San Jerónimo de Buenavista trasladando a él las imágenes, campanas y alhajas de la iglesia de la Montería que estaba fundada en terreno anegadizo y a dos leguas de distancia internada en las ciénagas, le delinié el día 1° de mayo de 1777. Ese día trazó las calles de la nueva población y repartió solares a 170 familias integradas por un total de 884 personas. En 1783 San Jerónimo de Buenavista fue elevada a parroquia con derecho a cura. Ese mismo año esta población sufrió un violento ataque por parte de los indios del Darién, reforzados por los del Sinú. El asalto estuvo capitaneado por el zambo Manuel, quien se había radicado en el pueblo, por lo cual conocía bien sus lugares. Los indios bajaron a lo largo del río Naín y se ocultaron en las estribaciones de la Sierra Chiquita. Cuando alcanzaron la iglesia se apoderaron de los vasos sagrados, de las joyas, así como de la imagen de San Jerónimo, la cual posteriormente arrojaron en el remolino de Los Botijos. Luego procedieron a quemar la iglesia y las casas de la población. Los habitantes no tuvieron otro recurso de defensa sino el de ocultarse en los bosques cercanos, hasta cuando llegaron auxilios del Regidor Real de San José de Gaita, don Pedro de Toro[1]. 1807. Montería fue elevada a la categoría de Villa. 1821. El congreso de Cúcuta reformó la división territorial y dispuso que la república tuviera siete departamentos: Orinoco, Venezuela, Zulia, Boyacá, Cundinamarca, Cauca y Magdalena. Montería perteneció al departamento de Magdalena. 1824. El Congreso arregló de nuevo la división territorial y estableció doce departamentos: Orinoco, Venezuela, Apure, Zulia, Boyacá, Cundinamarca, Cauca, Magdalena, Guayaquil, Ecuador, Assuán e istmo. Montería continuó siendo jurisdicción de Magdalena. Así mismo, la ley 23 de junio de 1824 estableció la división de los departamentos en provincias y éstas en cantones. Montería quedó bajo el dominio político administrativo de la provincia de Cartagena y el cantón del Sinú con Lorica de capital. 1840. Fue elevada a cabecera de distrito, dependiente de la gobernación de Lorica en el Estado de Bolívar. 1851. Ciénaga de Oro fue eregida cabeza del cantón 11, integrado por Chimá, San Carlos, Montería, Cereté y San Pelayo. 1857. La provincia de Cartagena, por ley del 15 de junio de 1857, fue elevada a la categoría de Estado federal con el nombre de Estado Soberano de Bolívar. Dividió el territorio en cinco departamentos: Cartagena, Corozal, Mompox, Sabanilla y Sinú. El artículo sexto estableció los distritos del departamento del Sinú así: Ciénaga de Oro, Chimá, Cereté, Lorica, Montería, Momil, Palmito, San Antero, San Carlos y San Pelayo. A instancias, Lorica fue declarada la capital del departamento. En el año 1860, por ley de 27 de enero, el Estado soberano de Bolívar fue dividido en provincias. El distrito de Montería perteneció a la provincia de Lorica. 1862. El gobierno del presidente Juan José Nieto, por ley del 26 de diciembre de 1862, aumentó la división del territorio en doce provincias, entre ellas, la provincia de Nieto con capital Ciénaga de Oro abarcaba Cereté, Chimá, San Carlos, San Pelayo y Montería; lo que indica a las claras que la parroquia de Montería fue administrada por Ciénaga de Oro. 1865. La provincia de Nieto pasó a ser parte de la de Lorica. En 1883, el Senado y la Cámara del Estado de la Nueva Granada por solicitud de la provincia de Cartagena dividió el territorio en nueve cantones: Cartagena, Barranquilla, Soledad, Sabana Larga, Mahates, Corozal, Chinú, Lorica y Vieja Providencia. Montería perteneció al cantón ocho.[2] 1923. Montería fue elevada a la categoría de municipio en virtud de la ordenanza 42 del 27 de abril de la Asamblea de Bolívar. Quedó fijada la jurisdicción del municipio de Montería. A finales de 1948, el senador Remberto Burgos Puche, oriundo de Ciénaga de Oro, presentó al Congreso Nacional el proyecto para crear el departamento de Córdoba. Por medio de la ley 9 del 18 de diciembre de 1951 y el decreto reglamentario 1392 de 1952 fue creado el departamento de Córdoba con capital Montería. Remberto Burgos en su libro Creación y Organización de Córdoba escribió lo siguiente: “creíamos que debía llamarse departamento del Sinú en homenaje a los Zenúes, antiguas tribus del San Jorge y del Sinú. En subsidio de este nombre nos inclinábamos por el de “Entrerríos” porque la mayor parte de su territorio estaría entre esos ríos. El representante Miguel de la Espriella sugirió que era preferible el nombre de uno de los próceres de nuestra independencia y se mencionó a Córdoba... quedó convenido que la nueva sección se llamaría departamento de Córdoba...”
2. Situación actual del municipio de Montería [3] El municipio de Montería tiene una extensión de 3.117.85 kilómetros cuadrados y una población calculada para el año 2001 de 302.219 habitantes en la cabecera y 75.436 en el área rural. El municipio lo componen la ciudad de Montería, que es la cabecera y 27 corregimientos en el área rural, distribuidos en 9 zonas. Población y extensión de los corregimientos
Corregimientos del Municipio de Montería ZONA 1
2
3
4
5
6
7
8
9
CORREGIMIENTO
Área(has)Población Área (has)
MORINDO
1.858
1,781
SANTA LUCIA
25.246
4,374
SANTA CLARA
6.182
4,360
CAÑO VIEJO PALOTAL
8.258
1,627
NUEVO PARAÍSO
11.542
1,495
MARTINICA
4.736
434
LETICIA
24.746
2,709
PUEBLO BUJO
12.710
1,726
LOMA VERDE
18.397
4,150
JARAQUIEL
8.251
2,337
LAS PALOMAS
21.848
4,039
GUASIMAL
9.322
3,868
EL SABANAL
4.746
3,305
EL CERRITO
7.180
1,419
PATIO BONITO
13.325
4,558
LA VICTORIA
3.563
757
GUATEQUE
12.875
733
SAN ISIDRO
4.548
1,704
SAN ANTERITO
9.590
3,813
NUEVA LUCIA
15.824
2,792
SANTA ISABEL
2.006
2,095
TRES PALMAS
10.630
2,535
TRES PIEDRAS
28.387
1,638
BUENOS AIRES
10.192
6,650
LA MANTA
12.704
3,066
NUEVA ESPERANZA
21.536
661
GARZONES
2.824
6,810
TOTAL
313.026
75,436
ZONA PoblaciónNo. Predios
41.544
12,142
1.370
41.024
4,638
1.096
31.107
5,876
740
39.421
10,244
485
28.814
10,039
1.426
42.837
9,042
1.594
41.023
6,268
843
44.432
10,377
891
6,810
2.824
268
75,436
313.026
8.713
Fuente: Alcaldía y POT Montería 2000, con ajustes del autor. La pobreza y las necesidades de los corregimientos de Montería son desiguales por la clase y uso de los suelos, el poblamiento, los recursos naturales, la cultura de las comunidades, la acción de los hacendados y los efectos de los conflictos. Llama la atención que esta situación de penuria la han padecido solos. Cada uno por su lado. No se han integrado a pesar de la cercanía y el parentesco que los une, haciéndoles más penoso el proceso. Las políticas y programas que les llevan del Estado, de las organizaciones no gubernamentales, de gremios y organizaciones las reciben y aplican de distintas maneras. Al final quedan lo mismo o avanzan un poco pero con lentitud. Tenencia de la tierra Tenencia de la tierra en el municipio de Montería RANGOS
PREDIOS
PROPIETARIOS
SUPERFICIE
1998 2001
1998 2001
1998 2001
0 a 1
3.968
3.911
4.150
4.117
851.40
879.94
1 a 3
1.308
1.380
1.497
1.602
2.328.70
2.449.39
3 a 5
835
879
1.247
1.294
3.247.10
3.406.47
5 a 10
1.591
1.650
1.905
1.977
11.279.80
11.640.20
10 a 15
1.079
1.038
1.305
1.264
13.061.00
12.542.06
15 a 20
638
674
850
912
11.092.90
11.705.02
20 a 50
1.433
1.427
2.073
2.035
44.188.10
43.960.03
50 a 100
719
721
1.149
1.154
50.944.30
51.105.43
100 a 200
410
408
663
655
55.427.40
55.198.01
200 a 500
226
223
384
359
65.912.40
64.980.30
500 a 1000
52
53
74
76
34.145.00
35.338.38
1000 a 2000
8
7
12
7
11.319.60
10.004.68
+ 2000
3
3
3
3
8.813.70
8.813.78
12.270
12.374
15.312
15.455
312.611.40
312.023.75
Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Montería, 1998 y 2001 Resumen RANGOS
PREDIOS
PROPIETARIOS
SUPERFICIE
2001
1998
1998
2001
1998
2001
Menores de 20
9.419
9.532
10.954
11.166
41.860.9
42.622.08
De 20 a 100
2.152
2.148
3.222
3.189
95.132.4
95.065.46
Mayores de 100
699
694
1.136
1.100
175.618.1
174.335.15
Según los datos de 1998 el número de predios menores de 20 hectáreas representaban el 76.7% del total con el 13.3% del área de la tierra. El número de predios de 20 a 100 hectáreas representaban el 17.5% del total con el 30.4% del área de la tierra. El número de predios mayores de 100 hectáreas representaban el 5.6% del total con el 56.1% del área de la tierra. Según los datos de 2001 el número de predios menores de 20 hectáreas representaban el 77.0% del total con el 13.6% del área de la tierra. El número de predios de 20 a 100 hectáreas representaban el 17.3% del total con el 30.4% del área de la tierra. El número de predios mayores de 100 hectáreas representaban el 5.6% del total con el 55.8% del área de la tierra. Acueducto Fuentes de abastecimiento
11 cabeceras toman el agua de pozos de haciendas privadas. 2 de pozos de la comunidad. 7 de pozos artesianos familiares y de haciendas privadas. 7 del río Sinú. Con acueducto funcionando sin planta de tratamiento: 9. Con acueducto funcionando con planta de tratamiento: 3. El Sabanal recibe agua del acueducto de Mocarí, Jaraquiel y Los Garzones. Toman directamente de las fuentes: 15. Porcentaje de familias que consumen agua tratada (hervida o con cloro): 9% Recogen agua lluvia y en los veranos deben enviarles desde Montería en carrotanques: Leticia, Martinica, El Cerrito, Caño Viejo Palotal. Características de los acueductos
Se componen de tanque elevado o alberca de almacenamiento, motobomba y una deficiente red de distribución. En promedio abastecen el 50% de las viviendas y bombean de una a tres horas cada 2 ó 3 días. Fuentes de agua Instituciones oficiales y privadas y algunos hacendados desecaron las ciénagas de El Cerrito, Juanillo y El Vidrial. Los hacendados han reducido la de Martinica y han encerrado la de Las Marías, El Charco y Todos Verán. Las aguas subterráneas de las zonas 3 y 5 están siendo perjudicadas por la deforestación, la contaminación y la habilitación de nuevas haciendas, sobre todo por La Manta y Nueva Esperanza. El Caño de Trementino se contamina cuando llega a El Cerrito y la quebrada de Morindó sufre deterioro acelerado. El Caño Viejo lo vienen deteriorando desde hace mucho tiempo y no hay planes de conservación o rehabilitación. La mayoría de los caños, quebradas y arroyos están deteriorados, sus aguas ya no sirven para consumo y en verano se secan. La ciénaga de Betancí, el caño de Betancí y todas las fuentes que llegan a ellos también se deterioran y contaminan y no hay planes de protección al respecto. El caño Bugre y el río Sinú los han convertido en recursos contaminados por basuras, alcantarillas, aguas servidas, lavadero de vehículo y agroquímicos. Ha habido pérdidas o reducciones de un alto número de fuentes. Riego El distrito Montería – Cereté tiene 47.000 hectáreas de drenaje y en un principio contó con 5.000 de riego. En la actualidad sólo hay 3.000 aptas. La situación del distrito es precaria porque el área la están urbanizando; no hay mantenimiento, lo que ocasiona sedimentación e inundación que limita las cosechas y sobre todo lo están utilizando para cultivos que no necesitan riego (maíz, algodón) y ganadería. A esto hay que agregarle que el 98% de los beneficiarios no paga el servicio. Actividades económicas De 14.356 personas disponibles para trabajar, encontramos 7.756 laborando en diferentes actividades y 6.600 sin trabajo, el 45.9%. De los 7.756 que trabajan, 3.294, el 42.4%, está dedicado al jornaleo ocasional. Las otras actividades importantes son: pequeños propietarios de tierras que las dedican a cultivos de pancoger, frutas, algodón y ganadería, 627, el 8%; oficios varios y rebusque, 555, el 7%; laboran en Montería, 551, el 7% y arrendatarios, 283, el 3.6%. Vías Todas las vías que conducen a las cabeceras de los corregimientos partiendo de Montería o de las carreteras Montería – Planeta Rica, Montería – Tierralta y Montería – Arboletes son destapadas y están en mal estado. Algunas de estas vías se pierden en invierno: las de Nuevo Paraíso, Loma Verde, Pueblo Bujo, Guasimal, Nueva Esperanza, La Manta, Nueva Lucía. No faltan los caminos interprediales con puentes hechos con vigas de madera o tallos de coco. Tales son los casos de Loma Verde y Pueblo Bujo a pesar de su producción agrícola y ganadera. Educación En 4 cabeceras hay preescolar. En 24 hay primaria completa y en 3 incompleta. En 7 hay básica secundaria completa y en 1 incompleta. En 4 hay media vocacional. La deserción en cada uno de los ciclos es bastante alta. Salud En la mayoría de los casos los puestos de salud están en regular o buen estado físico. En casi todos la dotación es deficiente. La Manta no tiene puesto de salud. En Nueva Esperanza, La Victoria, Nueva Lucía y Pueblo Bujo no hay médicos, sólo promotoras de salud. Al 30% de las promotoras les falta capacitación. En promedio los médicos asisten 2.5 días en la semana. Manejo de excretas El 41.6% no cuentan con servicio de letrina o pozo séptico. Jóvenes La falta de capacitación, de oportunidades, de mejores condiciones de vida y de perspectivas origina en los jóvenes de ambos sexos conformismo, frustración, resentimiento y debilitamiento de la autoestima y la identidad. Un porcentaje cada vez más alto de jóvenes de ambos sexos, por lo regular los más decididos, los más aventureros o los de mayor visión se aventuran en busca de oro en el bajo Cauca o sur de Bolívar; a recolectar café en el viejo Caldas; al contrabando o a las minas de la Guajira y el Cesar; a las bananeras y plataneras de Urabá y el Magdalena; a las capitales como Montería, Barranquilla, Cartagena, Medellín, Bogotá o países como Venezuela. Un número apreciable de niñas campesinas entran prematuramente a las prácticas sexuales, el embarazo y la responsabilidad de tener, crear y formar hijos. Estas niñas no tienen la oportunidad ni el derecho de conocer y disfrutar la adolescencia porque pasan directamente a las funciones de las mujeres adultas. Orden público La zona ha pasado por conflictos de distinta índole, duración e intensidad: la lucha contra los impuestos que cobraban los hacendados a los cortadores de junco de los playones y pescadores de la ciénaga de Martinica; la lucha por la tierra y la lucha por la defensa de las ciénagas. Las actividades guerrilleras, contrainsurgentes y paramilitares que causaron masacres, arrasamientos y quemas de pueblos, amenazas, desplazamientos. Los corregimientos más afectados fueron: Martinica, Leticia, Nuevo Paraíso, Guasimal, Las Palomas, Loma Verde, Pueblo Bujo, Nueva Esperanza, La Manta, Nueva Lucía, Buenos Aires, Tres Piedras, La Victoria, El Cerrito, San Isidro, Santa Isabel. Organizaciones Encontramos las siguientes: Acciones comunales 26 Asociaciones de padres de familia 13 Grupos de animadores religiosos 8 Comités de deportes 6 Grupos de participación comunitaria 6 Frentes de seguridad 5 Asociaciones de pescadores 4 Comités de madres comunitarias 3 Cooperativas comunitarias, comités cívicos, organizaciones de mujeres y de salud 2 cada uno. Grupos de jóvenes y artesanos, cooperativa de trabajadores, organismos de desarrollo rural y proservicios 1 cada uno. Ausencia de políticas Los gobiernos del municipio y el departamento no han diseñado políticas que orienten y fortalezcan la economía campesina. La Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) se limita, con grandes restricciones, a la asistencia técnica de un número reducido de pequeños productores. Las políticas provienen del gobierno nacional a través del Ministerio del ramo y sus institutos descentralizados. Algunas de ellas han sido los intentos fallidos de reforma agraria y desde hace algunos años la aplicación del Fondo Agropecuario de Garantía y el Plan de Reactivación Agropecuaria que han funcionado a medias por la oposición o discriminación de bancos y la negativa a respaldar los créditos por parte de la alcaldía. ¿Qué nos indica esta situación? El análisis de la situación que acabamos de describir en el municipio de Montería nos lleva a las siguientes reflexiones: 1. ¿Cómo es posible que en medio de tantas escaseces, adversidades, conflictos, atropellos, abandonos, calamidades naturales y crisis de distinta índole, la economía campesina y particularmente la producción agropecuaria haya subsistido y se mantenga? Las comunidades rurales, no cabe duda, han sorteado con éxito tanta fatalidad -para llamarlo de alguna manera- y el mandato de la economía global con sus reglas de juego alejadas total y rotundamente de sus realidades. La mayoría de estas comunidades permanecen en sus sitios de vida y trabajo por preservar su cultura que consideran válida y de mucha importancia. Lamentablemente otros no lo entienden así. Pero no todas las comunidades han tenido la misma suerte. Algunas han quedado profundamente lastimadas, casi sin alientos para seguir existiendo. Parece entonces que no tienen futuro y si no es posible recuperarlos después de un plan de salvamento, tenemos que pensar en repoblarlos, reubicarlos -en especial aquellos que han quedado sin los recursos naturales básicos para vivir- o replantear de manera concertada una nueva manera de vivir y trabajar, respetando los lineamientos vitales de su cultura. Se puede empezar con los pueblos El Cerrito y Martinica. 2. Conservar o acceder a la tierra como medio de producción por parte de campesinos es cada vez más difícil por la concentración de su tenencia y la ausencia de políticas efectivas para incrementar la producción campesina. Es más, el rango con predios entre 0 y 20 hectáreas, como vimos, es el más activo, donde se efectúa mayor cantidad de transacciones comerciales. De tal manera que un número cada vez más alto de pequeños propietarios vende parte o la totalidad de su propiedad a compradores de la ciudad que adquieren estos predios para viviendas, con fines recreativos o de producción para consumo familiar. Un dato interesante es el del Incora. Entre 1962 y 1999 adquirió y adjudicó 21.427 hectáreas a 1.552 familias. De éstas, el 10% arriendan partes esporádicamente; el 12% de los beneficiarios permiten que los hijos con familias levanten casas y cultiven el mismo predio y el 25% ha vendido fracción o el total de su unidad agrícola familiar. Pero esto no es todo. De acuerdo con el POT se tomarán 640 hectáreas de Los Garzones, El Sabanal, El Cerrito, Jaraquiel, Boca de la Ceiba y El Vidrial para conformar la red suburbana del municipio, destinada a planes de vivienda nucleadas. Si este proyecto se adelanta sin tener en cuenta la cultura rural y la producción, la presión sobre la propiedad rural, en especial la pequeña, será mayor; sin mencionar la serie de cambios que sucederán en la idiosincrasia de las familias y comunidades. Por esta y otras razones que daremos a conocer más adelante y aunque parezca exagerado y pesimista, creemos conveniente empezar a prevenir sobre la desaparición paulatina de la ruralidad en determinados territorios del municipio. 3. Lo rural va más allá de lo agropecuario y la economía campesina, aunque todavía está basada en las cosechas de subsistencia tradicional para mercados locales, no se limita únicamente a los productos de pancoger. Son múltiples las actividades y manifestaciones que se desarrollan en los espacios rurales: presencia de asentamientos humanos de diversa naturaleza y cultura, cultivos básicos, producción alimentaria, oficios y servicios diversos, acción de instituciones oficiales y privadas, diversidad biológica, recursos naturales y medio ambiente, paisajes y organizaciones de distintos tipos, entre otras. 4. La economía campesina se ha diversificado. No sólo es el pancoger, ahora también son las frutas, hortalizas, aromáticas, especies menores, peces, semillas nativas, artesanías, árboles maderables y plantas ornamentales, granos, quesos, sueros, galletas, dulces y tortas. En este sentido los productores de los corregimientos están desarrollando sus actividades de acuerdo con sus vocaciones, recursos y posibilidades. Tales son los casos de los cosechadores de hortalizas y frutas de Los Garzones, Buenos Aires, Jaraquiel, Loma Verde, Pueblo Bujo, San Isidro, Santa Clara y Nueva Esperanza. Los cultivadores de pancoger de Tres Piedras, Morindó, Santa Lucía, Pueblo Bujo, Loma Verde, Santa Clara y El Sabanal. Los pescadores de fuentes naturales de Tres Piedras, Tres Palmas, Nueva Lucía. Los sembradores de peces en estanques de Nueva Lucía, El Sabanal, Jaraquiel y Garzones y los hacedores de queso, panes, dulces y artesanías de Martinica, Sabanal y Tres Palmas. 5. A la producción agropecuaria debemos agregarle la función de algunos corregimientos prestadores de servicios como San Anterito, Los Garzones, Leticia, Las Palmas, Buenos Aires, San Isidro y Loma Verde que abastecen de víveres y abarrotes a los pueblos situados en sus alrededores y El Cerrito, El Sabanal, Guateque, Jaraquiel, Santa Lucía, Caño Viejo, Los Garzones y Martinica que le suministran a la ciudad de Montería mano de obra calificada y no calificada y mucha economía informal. También hay que mencionar a los abastecedores de recursos mineros como Santa Isabel con calizas y mármol, Las Palomas con piedra china y arena y la Victoria y Santa Lucía con calcita y balasto. El caso de Los Garzones es particular porque cuenta con fábricas de postes de concreto y de corte y elaboración de materiales de mármol. De estos hechos podemos extraer dos lecciones importantes: a) Poco a poco, la economía campesina depende menos de la producción de las fincas y parcelas. El empleo no agrícola está en crecimiento. b) “El trabajo informal de los campesinos en las ciudades cercanas ayuda a mantener la sobrevivencia de la ruralidad” [4]. En síntesis: se ha diversificado la producción agropecuaria campesina; la economía campesina desarrolla nuevas actividades de generación de ingresos y de producción de bienes y servicios; y la ruralidad como estilo de vida diferente, con su cultura propia, debilita sus estructuras comunales y sociales. Entre otras razones porque no tiene ninguna capacidad de defensa ante los atropellos y los cambios impuestos o no concertados. 6. Es cierto que la producción campesina adolece de restricciones severas: “baja dotación de activos (bajos niveles de escolaridad y de capacitación técnica, productiva y gerencial), tierra insuficiente, escaso capital financiero, limitadas condiciones de entorno físico y ambiental” [5], desorganización e indiferencia gubernamental, entre otras. Un porcentaje alto de pequeños productores deben acudir al jornaleo para “completar” los mínimos ingresos de subsistencia, algo que muchos no pueden lograr por la baja remuneración del trabajo rural y el desconocimiento de las prestaciones sociales vigentes. En el municipio la situación es grave porque sólo el 3% de los medianos y grandes productores reconocen el salario mínimo legal y las prestaciones sociales correspondiente. Y aquí, justamente, según algunos autores, radica una de las causas de la pobreza y la miseria en el campo. Pero también es cierto que la producción campesina cuenta con ventajas evidentes: la demanda de sus productos es permanente, hay vinculación de toda la familia, los costos de producción son más bajos, el no empleo de químicos, el trabajar cultivos asociados y en pequeños espacios, incluido el patio de las casas y la posibilidad de generar valor agregado asumiendo en un principio las asociaciones de grupos que trabajen coordinadamente los procesos de producción, transformación y distribución. A manera de recomendaciones Los hechos expuestos y las consideraciones iniciales aquí esbozadas, de manera breve por supuesto, nos llevan a plantear lo siguiente: 1. Hay un cambio visible en la concepción sobre ruralidad y la economía campesina que exige un tipo de análisis diferente y la adopción de políticas y programas distintos a los que contienen los planes de desarrollo tradicionales. 2. La economía campesina por su vigencia e importancia no puede seguir aislada de las políticas sectoriales y macroeconómicas. 3. Teniendo en cuenta que la apertura económica no diferenció los tipos de producción ni consideró las características sociales, políticas, culturales y ambientales en que se desenvuelve la economía campesina, proponemos el modelo comunitario asociativo con apoyo estatal que oriente las decisiones de los actores públicos y privados. Este modelo será autogestionario, sustentable, eficiente y de real impacto en el mejoramiento de las condiciones de vida de los pequeños productores campesinos. “Cuando hablamos de apoyo estatal no nos referimos a transferir recursos para asistir a los pobres del campo, sino a un conjunto integrado de proyectos productivos que ofrezca a las comunidades la oportunidad de generar bienes y servicios que contribuyan a elevar sus estándares de vida y de sus conciudadanos” [6]. 4. Los actores armados, por su poder e influencias, no están exentos de participar en este proceso. Sólo esperamos tengan en cuenta que “el Ejército Zapatista de Liberación Nacional impulsó diversos y múltiples esfuerzos de organización rural, incluyendo proyectos de modernización y diversificación productiva. Además le confirió una nueva respetabilidad al estatus de pertenencia a los grupos indígenas mejicanos” [7].
3. Los corregimientos de las reubicaciones Las Palomas [8] Población y vivienda
Tiene una población total de 3.912 personas de las cuales 2.050 viven en la cabecera del corregimiento. El número de viviendas es de 283 y el número de familias sin vivienda es de 115 en la cabecera. Infraestructura vial
El corregimiento de Las Palomas está ubicado a 43 kilómetros de Montería, comunicado a través de una carretera destapada en regular estado. Los primeros 7 kilómetros a la salida de Montería hasta la Y de Belén, permanecen en peores condiciones. En cuanto a las vías terciarias que comunican a las veredas con la cabecera de Las Palomas o con la vía a Montería, presentan un mal estado permanente lo que dificulta todo tipo de movilización por esta zona. Empleo y recursos
Alrededor de Las Palomas tienen su asiento las haciendas ganaderas, la pequeña propiedad, las parcelaciones del Incora y otros predios en tierras fértiles. Con esta dotación inicial de recursos, 60 personas están dedicadas al jornaleo y de los 63 parceleros en el predio La Playa algunos tienen pocas cabezas de ganado en las 8 hectáreas promedio de extensión que les corresponden, además de cultivar algodón, maíz, arroz y yuca, productos que básicamente son para el consumo local y los excedentes llevados a los mercados de Montería y Cereté. Por otro lado, existen 30 sacadores de piedra china, 20 pescadores, 30 rebuscadores en ventas de lotería y agua, 23 tiendas y cantinas, 3 billares, 12 mujeres trabajan en Montería en el servicio doméstico y 70 personas sin trabajo entre hombres y mujeres. El valor del jornal es de $5.000. De 20 haciendas en los alrededores, 4 pagan el salario mínimo. Con la empresa Urrá S.A. adelantan un programa que tiene vinculados a 48 pescadores de Las Palomas y 10 de Medrano para un proyecto de estancos o represas. Organización
Existe Junta de Acción Comunal, comités de pescadores, madres comunitarias, participación comunitaria en salud, deportes y pequeños agricultores. Las personas vinculadas a la extracción de piedra china ven con urgencia su organización en microempresas para acceder a un mayor control del material. Para esto es necesario el arreglo de la carretera a Montería que permitiría mayor tráfico de los volcos cargadores de material. Servicios básicos
Cuenta con servicio de acueducto. De las 298 viviendas, 128 cuentan con disposición de excretas. Posee línea de transmisión eléctrica a 15.000 voltios procedentes de la línea Montería-Tierralta la cual se desprende del caserío Corea. Esta línea está sujeta a las constantes fluctuaciones e interrupciones del fluido eléctrico de la zona sur del departamento. Posee servicio telefónico a través de un SAI y 5 teléfonos privados. Fuentes de agua
Cuenta con el río Sinú y el canal de desagüe que empieza en los bajos de la hacienda Pino o Casa de Zinc y termina en Martinica. Los parceleros lo utilizan para lavar, bañarse y regar cultivos. Salud
Existe un puesto de salud con tres camas atendido por un médico de planta, a quien también le corresponde la zona rural y el vecino corregimiento de Guasimal. Hay una enfermera que presta servicios de lunes a viernes. Los fines de semana la población queda desprotegida sin este servicio. La parasitosis, gripas y rasquiñas son las enfermedades más comunes. El Sisbén ubicó 1.243 personas en el régimen subsidiado de las cuales 755 están carnetizadas: 142 por Amus y 613 por Comfacor quedando por fuera 488 personas. Educación
En la cabecera municipal con una población escolar de 535 alumnos entre 7 y 14 años, funciona una escuela de primaria y un colegio de bachillerato. La escuela de primaria cuenta con 10 aulas y 7 maestros de los cuales 6 paga el municipio y 1 la hacienda Pino o Casa de Zinc. Están matriculados 285 alumnos y se quedan sin estudiar 260 niños. Sus principales necesidades: construcción de 2 aulas y biblioteca agropecuaria. El colegio de bachillerato Miguel Antonio Caro tiene 136 estudiantes y 9 profesores pagados por el municipio. Está aprobado con énfasis en agropecuaria pero en realidad es académico tradicional. En el año 1999 salió la primera promoción de 16 estudiantes. Sus principales necesidades son: ampliación de la planta física; dotación de laboratorio; construcción del aula múltiple, batería sanitaria, biblioteca y sala de sistemas y el nombramiento del personal del área agropecuaria para cumplir con sacar un bachiller de perfil técnico en la modalidad agropecuaria. En las veredas funcionan las siguientes escuelas: Escuela Nueva Elena Ospina de Ospina en la hacienda Santa Elena, creada por la fundación Nuestra Señora de los Desamparados, funciona con primaria completa. Recibe a los hijos de los trabajadores y de las veredas vecinas que soliciten el cupo. Laboran de 8 de la mañana a 4 de la tarde y le suministran el almuerzo a los niños. Hay 67 niños y niñas y 3 profesores. En las parcelas de Cedro Cocido, corregimiento de Leticia, hay una escuela con un aula, 74 niños y niñas matriculados y un docente pagado por los padres de familia. En esta escuela combinan la modalidad de escuelas por grados con la Escuela Nueva. Escuela Nueva de San Gabriel, cuenta con los grados 1° a 4° de primaria, tiene 60 alumnos y un profesor que lo paga la comunidad. Le hace falta la construcción de dos aulas. Escuela Nueva El limón con grados 1° a 5°, 158 alumnos con 2 docentes, uno que paga el municipio y uno la comunidad. Sus principales necesidades son 2 maestros, 120 sillas, material didáctico, batería sanitaria y ampliación del espacio de la escuela. Escuela Nueva de Broquelito, con 115 alumnos y 2 profesores: uno pago por la hacienda La Colombia y el otro por el municipio. Sus principales necesidades son 1 maestro, 60 sillas y batería sanitaria. Existe una escuela privada con 60 alumnos en las dos jornadas. Escuela Nueva de Pereira tiene de 1° a 4° de primaria, 70 alumnos, 1 profesor pagado por el municipio y 1 entre 4 haciendas. Le hace falta: construcción de 2 aulas y biblioteca agropecuaria. Escuela Nueva San José de Villavicencio, con 50 alumnos y 1 maestro pagado por el municipio. Le hace falta la unidad sanitaria y un aula. Escuela El Carmen, en la hacienda Mosquito, tiene 45 alumnos y 1 maestro pagado por la misma hacienda. Escuela Los Bajos, primaria completa con 22 alumnos y un maestro pagado por la comunidad con la ayuda de las haciendas Pino y Tabatinga. Escuela La Bomba con 58 alumnos y 2 profesores pagados por las haciendas. Escuela Nueva La Puente, primaria completa, 110 alumnos con 2 profesores, 1 que paga el municipio y otro la hacienda Altamira. Le hace falta batería sanitaria, 2 aulas, sillas y material didáctico. Nueva Lucía [9] Algo de historia
Tiene una edad aproximada de 80 años. Su primer nombre fue Bongo Mocho, situado en la orilla de la ciénaga de Betancí. Por las constantes inundaciones lo trasladaron donde está en la actualidad. Cerca de las viviendas, Toño Hernández tenía una finca. Al poco tiempo consiguió por compañera a una indígena que, según dicen, no tienen vellos en el pubis, es decir, son zungas según el decir popular. La finca y por extensión el núcleo de las viviendas fueron conocidas con el nombre de La Zunga hasta 1950 cuando el cura que los visitaba propuso otro, el de Santa Lucía. Cuando se percataron que ya existía, lo cambiaron por el de Nueva Lucía. Guillermo Echeverría, dueño de la hacienda Mundo Nuevo, regaló el predio donde levantaron el pueblo. Población
En la actualidad la cabecera de este corregimiento la componen 211 viviendas con 1.013 habitantes. Los caseríos y veredas tienen el siguiente número de viviendas con un promedio de 6 personas: Granada 28, El Porvenir 50, Camino Real 22, Caños Sucio 17, Ensenada de Hamaca 79, León Arriba 67, León Medio 40, León Abajo 35, El Cucaro 28, El Coquito 40, El Quindío (reubicación de desplazados por la violencia) 45. Servicio de agua y energía eléctrica
El área es rica en aguas superficiales y subterráneas. La mayoría de las poblaciones tienen pozos artesianos de donde se surten de agua de aceptable calidad. Otros la toman de las fuentes naturales y muy pocos de estanques o jagüeyes. La mayoría de las poblaciones, en especial las más grandes, tienen acceso a la energía eléctrica. Educación
En la cabecera funciona la primaria completa. Los profesores de los tres primeros grados son pagados por el gobierno y los de 4° y 5° por los padres de familia. En total hay 110 estudiantes. Hay escuelas con primaria incompleta en los caseríos y veredas El Porvenir, Ensenada de Hamaca, León Abajo y Medio y Granada. En algunos casos las escuelas son ranchos en mal estado y en otros carecen de ellas. No es raro encontrar a docentes y estudiantes que improvisan aulas debajo de árboles frondosos. Basuras y excrementos
Las primeras las queman y en cuanto a lo segundo, sólo 34 viviendas de las 211 de la cabecera tienen letrinas. El resto lo hace a campo abierto. Salud
En la cabecera hay un puesto de salud en mal estado físico aunque dotado de lo más indispensable. Lo atiende una promotora de salud permanente. No cuenta con médico. Las enfermedades más comunes son: paludismo, diarrea, gripa y rasquiña. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) dispone en la cabecera de 10 hogares tradicionales (atienden 13 niños cada uno), tres fami (atienden 8 niños cada uno) y prestan atención a 24 mujeres gestantes y 13 lactantes. En las veredas El Coquito hay dos hogares tradicionales, en Ensenada de Hamaca dos tradicionales y un fami, en Porvenir uno tradicional y en El Quindío dos tradicionales. Como en la mayoría de los pueblos campesinos pobres las niñas empiezan a tener relaciones sexuales a partir de los doce años y los hombres a asumir responsabilidades a partir de los 17 años. Vías
Los 23 kilómetros que comunican a la cabecera con la carretera principal están en mal estado y las vías hacia las veredas se encuentran en condiciones pésimas. Vocación de los suelos Son aptos para la ganadería, cítricos y frutos. Trabajo
El 70% de las personas en edad de trabajar vive del jornal, 5.000 pesos día trabajado. Hay 10 pequeños propietarios que poseen entre 1 y 4 hectáreas y cultivan ajonjolí, maíz y un poco de arroz. No se consigue arriendo de tierra ni trabajos a medias. Llama la atención que en el pueblo existan cinco cantinas, tres de ellas con billares y una casa de citas. Fuentes de agua
Son abundantes los caños como el Betancí, Arroyón, El Ñeque, Corrental, Vijagual, Severinera, Cucarito, El Burro, Ueltoso, La Morera, El León, El Tigre, Déjame, arroyo Trementinal y quebrada Betancí. Todos llegan a la ciénaga de Betancí. Debido a la deforestación, a los cambios de cauce, a los terraplenes y al cercamiento de las aguas, la mayor parte de estas fuentes quedan secas en verano. Todavía se mantienen, bastante disminuídas, Arroyón, Cucarito, Morera, El León y Betancí. La isla El Pepo es un ejemplo palpable de deforestación. Hasta hace poco poseía 10 hectáreas de árboles y hoy queda únicamente con media. A pesar de quedar en medio de la ciénaga los hacendados colindantes también la han cercado. Hace poco fue denunciada la construcción de un dique-carretera en el sitio Junquillo donde desemboca la mayoría de los caños a la ciénaga. Esta obra de 74 metros de largo bloquea la comunicación de la ciénaga de Betancí con el río Sinú. Se comenta que está prevista la construcción de otro dique de 1.5 kilómetros de largo que fragmentaría de nuevo la ciénaga. Estas obras han incomunicado a la población de El Coquito y algunos hacendados han prohibido el paso público que comunica a El Palmar con el Paso del Higo y El Coquito. Organización
En la cabecera hay Junta de Acción Comunal y Asociación de Pescadores de Betancí; en El Quindío está previsto la creación de la Cooperativa multiactiva de parceleros y la tienda comunitaria. Perspectivas
Está pendiente el deslinde de la ciénaga y acciones decididas contra los cercamientos, los terraplenes y los desvíos de cauces. La ocupación temporal de los playones con siembras para consumo familiar y comercialización. Siembras de maderas y plan de reforestación en general. Preparar las condiciones para impulsar ecoturismo en Ensenada de Hamaca y construir un puerto en Bongo Mocho. Construcción de 10 estanques para producción y criadero de peces en El Coquito, Ensenada de Hamaca, León Abajo y los alrededores de la cabecera. Impulsar los cultivos caseros de hortalizas y la cría de aves y especies menores. Trabajar por la creación de la Asociación de corregimientos. Capacitación para líderes y comunidad en general.
4. Los predios de las reubicaciones El Quindío o Palencú Está ubicada al suroriente del municipio de Montería, a 57 kilómetros de la capital y a un kilómetro de la cabecera del corregimiento de Nueva Lucía en los alrededores de la ciénaga de Betancí. Antecedentes históricos y poblamiento de la zona
Antes de la llegada de los españoles la zona fue habitada por los Zenúes, quienes consideraron a la ciénaga de Betancí una laguna sagrada. En sus orillas construyeron un centro de adoración religiosa, un cementerio donde enterraban a sus caciques y era el sitio donde las mujeres parturientas daban a luz en sus aguas. En 1534 los hermanos Pedro y Alonso de Heredia llegaron al lugar acompañados de soldados. Según el cronista Juan de Castellanos encontraron mucho oro en 12 bohíos donde hacían las ceremonias religiosas. En cada uno de ellos encontraron un ídolo de oro del tamaño de una persona adulta acostado en una hamaca tejida en oro. En los alrededores habían inmensos árboles adornados con campanitas de oro que emitían un armonioso sonido cuando el viento movía sus ramas. En el cementerio encontraron grandes montículos donde enterraban a los caciques con sus objetos elaborados en oro. Ellos asociaban el oro por su color dorado con la energía del sol y pensaban que sólo aquellas personas revestidas de poder político merecían poseerlo, según lo plantea el investigador Alejandro Montejo en sus estudios sobre esta cultura. Los españoles tenían información de este comportamiento; por esta razón después de derrotar militarmente a los nativos, recogieron el oro que había a la vista y ordenaron desenterrar el que estaba escondido en las tumbas. Así juntaron una buena cantidad con la que regresaron a Cartagena. Después del paso de los españoles la zona vivió un largo período de despoblamiento que permitió el crecimiento de la flora nativa. Los terrenos estuvieron despoblados hasta 1856 cuando un grupo de negros que procedían del norte y las islas del mar Caribe en la provincia de Cartagena se internaron en las montañas del sur en busca de libertad. Los que llegaron a la ciénaga de Betancí formaron el pueblo de Hamacas en la ensenada del mismo nombre. Estos pobladores venían huyendo de la esclavitud, a pesar que el 10 de mayo de 1851 el congreso había aprobado una ley aboliendo esta forma de dominación. Los dirigentes de la provincia de Cartagena pretendían prolongarla bajo otras formas. En 1912 una oleada de colonos provenientes de Momil en el bajo Sinú , se asentaron en el pueblo. Por esta época surgieron los pueblos de Maracayo en el lado norte de la ciénaga , junto a los terrenos del cementerio indígena y Bongo Mocho en el lado sur donde el caño de Arroyón vierte sus aguas a la ciénaga. Los primeros pobladores de estos pueblos fueron colonos, en su mayoría procedían de San Carlos y Ciénaga de Oro. La presencia de los antioqueños
En 1914 desde Frontino, Antioquia llegó Gumercindo Montoya con un mapa y una cuadrilla de guaqueros. En Maracayo excavó nuevamente las tumbas buscando el oro de los indígenas. La búsqueda le dio resultados y el oficio de guaquero todavía se sigue practicando. En 1919 el industrial de Medellín Guillermo Echavarría compró los terrenos de la hacienda Mundo Nuevo. En 1925, en su afán expansionista adquirió los terrenos que ocupaban los colonos del pueblo de Bongo Mocho. De esta manera la mencionada hacienda llegó hasta la orilla de la ciénaga de Betancí. Los habitantes de Bongo Mocho se fueron para el pueblo vecino, Tronco de las Flores, colindante con la hacienda Mundo Nuevo y la ciénaga de Betancí. En 1936 Don Guillermo Echavarría trajo una misión Católica compuesta por sacerdotes y misioneras de la Madre Laura. Les mandó a construir un internado para educar a mujeres jóvenes del vecindario y la capilla para el pueblo, adornándola con la imagen de Santa Lucía. En un principio quisieron bautizar el pueblo con el nombre de la santa patrona pero para distinguirlo de otro pueblo con el mismo nombre lo pusieron Nueva Lucía. En 1961 Guillermo Echavarría vendió la hacienda a Martín Vargas. En la década del 80 después de la muerte de éste último propietario los terrenos fueron divididos y vendidos a otras personas. Dentro de las nuevas fincas se formó la que alguno de sus propietarios denominó Pelencú: nombre de un árbol que crece en la zona de sábanas, cuya semilla se parece a un trompo y la madera, de muy buena calidad, era utilizada por los campesinos para horcones de las casas y por los ganaderos para postes y varetas de corrales para encerrar el ganado. Esta es la finca que en 1997 adquirió el INCORA para un grupo de desplazados por la violencia, hoy denominado El Quindío, bautizada en honor a la tierra de una de sus últimas propietarias. Los Llantos Primero fue un sitio de descanso de buscadores de caucho, raicilla, tagua, balato y otros productos que brindaba la selva ubicada entre la serranía de Las Palomas y los ríos Mulato y San Juan en el Urabá antioqueño. Estos extractores de los productos de la selva provenían de las sabanas de Sucre y el bajo Sinú. A través del río llegaban hasta el puerto El Limón, hoy caserío del corregimiento Las Palomas. De aquí se internaban en la montaña pero antes debían recorrer un trayecto de terrenos planos y pantanosos, luego encontraban las faldas de la serranía de Las Palomas en donde había un lugar ideal para el descanso nocturno. En improvisados ranchos hechos con palos, bejucos y palmas pasaban la noche. Cuentan los más viejos que al anochecer, cuando todavía estaban arreglando sus ranchos, empezaba la paloma guarumera con su canto lastimero en la copa de algún árbol corpulento. Algunos en medio del llanto le replicaban “lloras tú paloma guarumera que estás en tu tierra, ahora yo que estoy lejos de la mía” [10]. Muchos de los que reaccionaban de esta manera se devolvían al día siguiente a su pueblo a reiterar el amor que sentían por la mujer y los hijos. Por eso cuando años más tarde se formó el pueblo lo pusieron Los Llantos. Entre 1926 y 1942 la compañía maderera D.Emery Company de Bostón, EE.UU, explotó las maderas de la selva entre la serranía de Las Palomas y los ríos Mulatos y San Juan. Después del paso de la compañía surgieron los pueblos de colonos. En la orilla del río surgieron pueblos como Medrano, El Limón y Las Palomas que fue fundada en 1932. Un poco más adentro Broquelito y Campoalegre donde hoy está La Puente y Los Llantos. En este último, los primeros colonizadores fueron Buenaventura Romero, uno de los fundadores de Las Palomas y dueño de los terrenos de la finca La Duda, Pedro Guevara y Gabriel Chica quien ayudó a organizar los solares de la gente nueva que llegaba para quedarse y concedió terrenos para la plaza, el pozo de agua y el cementerio. Capacitaron más de 200 hectáreas de terrenos. Las tierras eran ricas: en lo terrenos altos sembraban maíz, yuca, plátano y frutales y en los bajos crecían en forma silvestre variedades de arroz criollo como el manos negras, recao y piricoca. Todo daba para la alegría, quizás por esto la fiesta de la pascua que empezaba el 25 de diciembre la prolongaban durante 7 días. En 1940 el cura Gómez con los líderes escogieron como patrono del pueblo al arcángel San Gabriel. Después consiguieron la imagen que desde entonces los acompaña. El pueblo fue creciendo hasta tener 60 casas y su vecino Campoalegre 80. La violencia bipartidista
Esta azotó a la zona entre 1949 y 1953. En esta época vivía en el pueblo Ignacio Cabrales Rodríguez, conservador, y su mujer Zoila Díaz. Poseía una tienda grande, se desempeñaba como comisario del pueblo y disponía de policías armados y cepo para hacer cumplir su voluntad. Lleno de poder y dinero empezó a abusar de los colonos, en su mayoría liberales. No respetaba a nadie. A su mujer la golpeaba con frecuencia, quien un día para librarse de sus ataques utilizó la imagen de San Gabriel como defensa. Los golpes le partieron un brazo y el ala. Fueron tan duras las consecuencias de la violencia que en Los Llantos sólo quedaron cuatro casas porque la mayoría de sus pobladores huyeron a la quebrada La Seca que desemboca en el río San Juan en el Urabá antioqueño. El vecino pueblo de Campoalegre prácticamente desapareció. Los terrenos de los colonos pasaron a engrosar las filas de las haciendas ganaderas. Uno de los últimos colonos en salir fue Alfonso Hernández, quien antes de hacerlo cobró venganza de los abusos del comisario Ignacio Cabrales Rodríguez, propinándole con su machete heridas en un brazo y varias partes del cuerpo. La gente comparó lo sucedido con lo de su mujer Zoila Díaz, atribuyéndolo como una acción piadosa de San Gabriel contra el comisario. Después de la violencia y con pocas casas el pueblo de Los Llantos sobrevivió al lado de las grandes haciendas ganaderas. A finales de la década del 80 cuando el enfrentamiento entre la guerrilla y los paramilitares llenaron de pánico a sus habitantes, el pueblo estuvo unos meses desocupado. Después regresaron y por fortuna en 1991 el Incora repartió 126 hectáreas de terreno a seis familias residentes en él. En 1997, fueron repartidos entre familias desplazadas por la violencia 1.096 hectáreas de los terrenos vecinos. Pero por esas cosas de la vida los nuevos pobladores que no conocen su historia, ahora le dicen San Gabriel o La Duda Los Llantos y también La Duda El Tomate. Pero no hay duda alguna que el pueblo se llama Los Llantos, por aquello del canto triste de la paloma guarumera que hacía llorar a los hombres en la lejana montaña. [1] Pilar Moreno de Ángel. Antonio de la Torre y Miranda viajero y poblador. Editorial Planeta, 1993. [2] Sobre este y los datos anteriores ver, entre otros, los siguientes autores: Pilar Moreno de Angel, Ibid y Manuel Ezequiel Corrales. Efemérides y Anales del Estado de Bolívar. Segunda edición. Bogotá, 1999. [3] Víctor Negrete Barrera, Desarrollo agropecuario y reforma agraria. Memorias. Montería, 2000, pág. 7 a 18. [4] Seminario La Nueva Ruralidad en América Latina, Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, 2000. [5] Ibid. [6] Ibid. [7] Ibid. [8] Corporación Promotora del Sinú. Información socioeconómica de los corregimientos de Tres Piedras, Tres Palmas, Santa Isabel y Las Palomas. Fundación del Sinú. Montería, 2000. [9] Entrevistas con ediles del corregimiento, parceleros de El Quindío y líderes de Nueva Lucía, 2000 y 2001. [10] Entrevista con Bernardo Romero Pestana, nacido en 1926, hijo de colono. La Duda Los Llantos, junio 17 de 2001. Indice >> [ Anterior | Siguiente ] Nuevos documentos en RSS 0.91
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